maquillaje y caracol negro

lunes, 9 junio 2008. Salgo de clase para ir al comedor del colegio. Una chica me dice que voy demasiado abrigada, que así no voy a sufrir y si no sufro el fotógrafo no se fijará en mí.
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Una mujer que acaba de ganar una carrera de Fórmula 1, se quita el casco. Su cara está dividida en dos colores. Muy morena de la nariz hacia arriba, muy blanca hacia abajo. Coge un espejo y traza una línea negra con lápiz de ojos, entre los dos colores. Le digo que le queda muy bien, que nunca he visto a alguien maquillarse con tanta precisión.
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Alberto pone el pulgar sobre mi lengua y lo gira. Noto que no tiene uña, su pulgar tiene dos yemas.
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En la esquina de calle Cristo con Rodrigo de Ulloa hay varias cajas con restos de material fotográfico. Intento llevarme todo lo que puedo. Alberto dice que deje de coger basura. Lleva un monopatín en bandolera y el pelo muy largo. Acaba de llegar de unas vacaciones. Subimos calle Cristo, entramos en la carnicería para acortar camino. Rocío Dúrcal, de niña, me abre la puerta y pasamos a un pueblo de piedra. Mientras Alberto compra naranjas, noto un dolor inmenso en el talón. Es un caracol negro, que me ha mordido.