carmen

lunes, 27 abril 2009. Mi hermana se arregla en el baño, tengo prisa y no sale. Me pruebo rebecas de lana muy largas y salgo sola a la calle. Una pareja dice que no debo andar sola tan tarde. Me preguntan si he bebido, les echo el aliento, deciden acompañarme pero les digo que me dejen en un bar. Son mis amigos, les digo. Parece que se fían de mí y me dejan en paz. Hay un concierto, Carmen Beltrán baila primera fila, la abrazo y caemos al suelo muertas de risa. Dice que si ya me he presentado al premio, que ella ya ha enviado sus poemas. No sé de qué me habla, sólo quiero besarla pero no me atrevo. Me acerco a Enrique Kb, que está al fondo del bar con Juan Marqués. Debajo de su mesa hay un cubo de basura, mete las manos y saca un aplicador de tampones en cada dedo. Nos reímos. Pienso que es muy tarde y debo volver a casa. En la calle es ya de día, busco un taxi pero me pierdo en una especie de pueblo de piedra donde hay gente haciendo yoga. Subo a una tapia, está muy alta, pienso que si me dejo caer voy a matarme seguro, pero salto de todos modos.