dragón de humo

domingo, 12 abril 2009. El escritor Chivite va vestido de pescador, lleva un cubo. Dentro del cubo hay un dragón negro cubierto con agua. Cuando lo miro sorprendida me dice muy sonriente: No te preocupes, es un dragón de humo.
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Alberto y yo llegamos a la Sala Cánovas. Vemos salir a Marcos. Me sorprende que una chica vaya cogida de su brazo. Al otro lado, un chico con careta de cerdo. Dice que son dos amigos belgas que están viviendo en su casa. Su casa parece el supermercado de El corte inglés. Mientras Marcos pasea por la cocina echando tarros y latas en un cesto, la chica belga me pregunta si puede tomar Omeprazol estando embarazada. El chico con careta de cerdo se me acerca peligrosamente para preguntarme si me parece dulce. Otro chico intenta extender una alfombra tirando de los rodapiés, pero sólo consigue sacar agua. Ese mismo chico le pregunta a Begoña si ya no sale por Santiago. Ella le dice que desde que conduce no bebe, y tener que ir a Santiago en autobús no le compensa. Suena el teléfono, es mi tía Encarna. Dice que sale en ese momento hacia el hospital porque Elisa está en el paritorio. Mientras habla, hago cuentas con los dedos. Pero si a Darío le toca nacer el día de mi cumpleaños, el 10 de noviembre, le digo. Cuando cuelga, recuerdo que Darío ya ha cumplido un año.
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Un hombre va a leer poemas en un bar. Está en un rincón, delante de una mesa muy pequeña. En vez de leer poemas escribe cartas que va metiendo en sobres de avión. Cada sobre que cierra lo mete en un sobre más grande. El público protesta. Cuando llegue esta carta a su destino lo comprenderéis, dice.