tomate

domingo, 31 mayo 2009. Hay salsa de tomate en una sartén y debo vigilarla para que no se queme. Hay una estantería con adornos que debo ordenar por materiales: los de cerámica arriba, los de madera en medio, los de mimbre abajo. Hay gente desconocida a mi alrededor observándome, pero disimulando que me observan. No sé cómo he llegado allí ni cuándo podré irme.

marcapáginas

jueves, 28 mayo 2009. Marina, la hija de una amiga de mi hermana me pregunta el número de una barra de labios. Paso el dedo varias veces por la pegatina y aparece el 4. No entiendo que una niña tan pequeña quiera maquillarse.
+
Marcos y yo bajamos la escalera de la casa de mis madres. Me voy encontrando marcapáginas. Le digo a Marcos que vigile mientras elijo los más bonitos para llevárselos a Muñoz Quintana.
+
Después de trasplantarle varias macetas a un vecino, me ofrece una fuente de espárragos con mayonesa. Mientras tanto su hijo da vueltas en el sueño como una peonza.

áfrica

domingo, 24 mayo 2009. El bar se llama "La luna" y Alberto quiere ir a toda costa. Ha quedado con un grupo de matones. Yo quiero volver al hotel. Le digo que si va al bar no vuelva nunca.
+
El poeta Chivite da una rueda de prensa a través de un chat para hablar de la novela que está escribiendo. Dice que aunque la historia transcurra en África, en todos los capítulos hará frío.

pompa

lunes, 18 mayo 2009. Hago una pompa rosa enorme de pegamento. Tan grande que podría meterme dentro. Cuando le quito el tubo por donde he soplado, se vuelve de cristal. La dejo en mitad de la acera y me escondo para ver qué hacen los peatones con ella.

barniz y mayonesa

domingo, 17 mayo 2009. Kiosco con estampas. Las estampas se convierten en pequeños cuadros al óleo y el kiosco en una pequeña galería de arte. Unos ancianos intentan convencernos de que compremos alguno. Alberto entra en el kiosco-galería y encarga un cuadro al óleo de un dibujo animado. Pienso que se ha vuelto loco. Los ancianos me enseñan unas piedras de playa muy brillantes. A mis espaldas oigo una voz que dice: Manufacturadas. Es Juan Pardo Vidal muy sonriente. Juan les explica que no soporto las piedras barnizadas. Ella prefiere chuparlas para que brillen, dice.
+
Se supone que es domingo, estamos en Nueva York, es de noche y buscamos una tienda abierta. Entramos en una donde despacha una chica india. Alberto casca un huevo Kinder sobre el mostrador y salen dos chanclas del número ocho. La chica india, sin perder un sólo instante, las unta con mayonesa las cierra como si fueran un bocadillo y se las da a Alberto muy sonriente. Yo no digo nada, pero pienso que no nos dejarán siquiera facturarlas.

marqués

viernes, 15 mayo 2009. Paso marítimo. La playa queda mucho más abajo que de costumbre. Me asomo para ver cómo brillan las piedras. Miro al poeta Juan Marqués, que está a mi lado, y como si supiera lo que estoy pensando me dice que sí con la cabeza. Me agarra de los pies para que llegue hasta la orilla. Sólo puedes coger las amarillas, me advierte. Después de un rato todavía no he cogido ninguna. No sé cuánto tiempo podrá sostenerme y empiezo a preocuparme.
+
Mi cuñada va en una silla baja de tres ruedas, que más bien parece un coche de juguete. Nos metemos por callejones muy estrechos y hasta tenemos que cruzar el salón de una casa. Yo voy andando a su lado. Me cuenta que desde que se fue de casa de su madre es muy feliz, que lo nota hasta en la madera de los armarios. Los armarios respiran, dice.

iguanas

miércoles, 13 mayo 2009. Carmen Beltrán ha organizado una lectura de poemas. Yo no quiero leer y me siento en el suelo, entre la gente, para que no me vea. Mientras unos poetas leen en el escenario, suena el móvil de Carmen que, sin pensárselo dos veces, lo tira por la ventana.
+
Francis me llama por teléfono. Mientras me habla, lucho con dos iguanas. Intento que no note que no le estoy haciendo mucho caso, pero es que me da vergüenza decirle que se han colado dos iguanas en casa.

sandokan

domingo, 10 mayo 2009. Bajo con Marcos Jurdao la cuesta de Rodrigo de Ullóa. Me enseña su choche nuevo, un deportivo rojo. Dice que se va para siempre, me tiende una postal. No entiendo la letra y además es muy pequeña. Supongo que está escrita por la chica de la que está enamorado, que se va por culpa de esas palabras. Cruzamos un jardín y nos sentamos entre un público que espera a que sus escritores favoritos les cuenten su vida. Sólo reconozco al escritor Chivite, aunque lleva el pelo largo hasta mitad de la espalda. Chivite cuenta que él siempre quiso ser actor. Mientras habla, se ven imágenes de películas caseras donde aparece disfrazado de vaquero y de Sandokan. Marcos me pregunta si he pensado alguna vez a qué le olerá el cuello bajo el pelo. Todavía no, respondo.
+
Alberto está llenando la bañera de la casa de mi abuela. Cierro las ventanas y las contras, según voy cerrando otras ventanas aparecen en la pared por arte de magia. Me desnudo, pero en vez de meterme en la bañera echo dentro la ropa que acabo de quitarme.

contrato

sábado, 9 mayo 2009. Recibo una copia de un contrato de una editorial. Cuando repaso las hojas me doy cuenta de que no he firmado algunas. Supongo que el contrato no es válido y no me publicarán el libro. Respiro hondo y sonrío.
+
Voy con un grupo de gente caminando en fila por una cuneta. Hay poca luz, unos se agarran a los otros para no caer. Noto cómo los que vienen detrás de mí me empujan, pero como llevo las manos manchadas, como si hubiera estado amasando pan, no me agarro al de delante por temor a ensuciarle la ropa.

videoconferencia

jueves, 7 mayo 2009. El escritor Chivite da una videoconferencia en un parque. Me siento delante de un ordenador libre y trato de tomar nota de lo que dice. Habla de sus autores favoritos. Por más que lo intento, no puedo apuntar nada porque el parque está a oscuras.
+
Paseo marítimo, en la arena un grupo de mujeres con túnicas negras bailan y cantan. Pienso que debería estar allí, ensayando con ellas. Me pregunto si mis amigas Begoña Paz y Carmen Beltrán actuarán también.

queso y pistola

miércoles, 6 mayo 2009. Salgo de casa de mis padres comiendo queso. Saludo a los vecinos que me encuentro con la mano porque llevo la boca llena. Garriga Vela me para en la acera, dice que quiere leer uno de mis relatos. La calle que sube al conservatorio está sin asfaltar y a oscuras. Se oyen disparos. No siento ningún miedo.
+
Estoy tumbada en el suelo escribiendo en un ordenador blanco muy pequeño. Algo se me clava. Es una pistola de juguete.

rayas

lunes, 4 mayo 2009. Me he hecho un vestido bastante infantil de rayas blancas y amarillas. También unos zapatos a juego. Hago cola en el servicio de un bar. Las mujeres que están delante de mí, con mechas en el pelo, trajes de chaqueta y cargadas de niños, me miran, cuchichean y se ríen de mi atuendo. Pienso que ellas no sabrán nunca la pena que me dan.

volar

domingo, 3 mayo 2009. Juan Pardo Vidal me está contando algo. Estamos sentados uno frente al otro en unas sillas rígidas. Aun así, me quedo dormida y sueño que vuelo. De repente me despierto. Juan me mira fijamente. Siento una vergüenza enorme por dejar que me viera dormida, y sobre todo por dejar que me viera volar.