queso y pistola

miércoles, 6 mayo 2009. Salgo de casa de mis padres comiendo queso. Saludo a los vecinos que me encuentro con la mano porque llevo la boca llena. Garriga Vela me para en la acera, dice que quiere leer uno de mis relatos. La calle que sube al conservatorio está sin asfaltar y a oscuras. Se oyen disparos. No siento ningún miedo.
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Estoy tumbada en el suelo escribiendo en un ordenador blanco muy pequeño. Algo se me clava. Es una pistola de juguete.