resina

domingo, 4 octubre 2009. Alberto ha aparcado el coche justo al lado de un vagón de metro, dice que tenemos que darnos prisa si no queremos perderlo. Me da varios tickets pero todos están usados. El vagón no tiene asientos, parece una discoteca. Tampoco tiene ventanas, tienes paneles con falsas peceras.
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La hermana de mi suegra dice que ha recibido una carta de Maestu donde la invitan a un homenaje que van a hacer a su padre. Mi suegra dice que no piensa ir. Su hermana se enfada tanto que las cejas y los labios se le ponen naranjas fluorescentes.
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Mi prima Elisa está en la cama. Dice que ha vuelto Penélope y no se fía de ella. Le digo que no recuerdo quién es, que sólo recuerdo a Clara. Clara era mucho peor que Penélope, dice. Mientras, vemos en una proyección circular en la pared, cómo Andrés habla con una chica. Esa es Penélope, dice mi prima. Andrés entra en la habitación y me da una cajita circular con resina para flautas de madera. Es uno de mis olores favorito, le digo.