cerebro y piedras azules

miércoles, 6 enero 2010. Mi amiga Salud quiere robar un cerebro de un laboratorio. Hay un cuerpo sobre una mesa de disección, Salud abre el cráneo como si desenroscara un bote de pepinillos, incluso hace el mismo ruido. le digo que se dé prisa porque viene alguien. La habitación está acristalada. Le digo que apague las luces, me dé la llave y se esconda bajo un mueble. Cierro la puerta desde dentro, pero hay otra puerta al fondo. La puerta se abre, entra un tipo con bata y Pedro Almodóvar. Salud, din mediar palabra, les clava un bisturí y corre con el cerebro en las manos. Corro tras ella. En la calle, en vez de huir, dice que tiene que sacar dinero de un cajero para comprar tabaco.
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Entro en una habitación para sacar ropa del armario y veo mi cuerpo desnudo sobre la cama. Me fijo en los pechos y pienso que ya me gustaría tenerlos así de pequeños. Meto la ropa en mi bolsa de Pippi y salgo. De camino a casa de mis padres me cruzo con el escritor Antonio Soler que va hablando con una chica rubia muy guapa. Los oigo hablar en inglés de Australia. La acera de la calle de mis padres está cubierta de piedras volcánicas de color celeste. Pienso en si coger alguna para el escritor Chivite, pero pienso que tendría una imagen distorsionada de Málaga. Al llegar al portal no puedo abrir la puerta porque una mochila enorme atranca la puerta. El portal está lleno de ropa desperdigada. Cuando al fin consigo entrar, un chico sale de debajo de la escalera. Lo saludo con desconfianza. El chico amontona disimuladamente la ropa hacia un lado con un pie. El ascensor no baja por más que pulso el botón, intento abrirlo con la misma llave que cerré la puerta en el sueño anterior. Oigo que el chico de antes se acerca y decido subir por las escaleras. Quiero llegar cuanto antes a casa de mis padres, pero siento la obligación de ir contando los escalones, además, noto los bolsillos llenos de piedras, y todo eso me hace ir más lento.