póker de poemas, cubo de rubik y hormigas

sábado, 21 agosto 2010. Manuel y yo estamos en una habitación de hotel jugando a las cartas. En vez de cartas, tenemos en las manos cada uno un libro de poemas. Cada vez que tenemos que nos toca arrancamos una página del libro y la ponemos sobre la mesa. Manuel siempre gana porque sus poemas son más largos que los míos.
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Alberto y yo vamos en un autocar bastante destartalado. Alberto se queja de que al principio del viaje los asientos estaban nuevos y en unas horas están sucios y rotos. También dice que el conductor le ha quitado su cubo de Rubia. No sé de qué me habla porque nunca ha tenido un cubo de Rubia y ni siquiera le han gustado, pero intento consolarlo de todos modos.
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Estoy leyendo, sentada en las escaleras traseras del Cac. Una chica me pide permiso para tumbarse delante de mí. Quiero verte leer, dice. Le advierto que hay muchas hormigas. Se tumba. Una fila de hormigas le recorre el cuerpo dividiéndolo en dos. Me parece muy bonito, pero la aviso de todos modos. La chica se sacude con asco y miedo. Liam Neeson, que pasa por allí en ese momento, nos dice que con él no se atreverían. Le hago un gesto con la cabeza. Nelson se tumba en el suelo y, efectivamente, las hormigas lo rodean sin rozarlo siquiera. Soy una estrella, dice. ¿Y no será que hueles mal?, le pregunto. Él se ríe. Me alegra tanto que se haya dado cuenta de que era una broma, que me acerco y le beso la frente. Sostengo mis labios en su frente más de lo que sería normal, pero es que no sé cómo decirle cuánto siento que su mujer muriera.