demasiados muertos

domingo, 6 marzo 2011. Mi madre dice que ha llegado un paquete para mí. Ya sé lo que es, le digo con pena. Hay fotos plastificadas y un carnet. Mi madre me mira muy seria. No deberías meterte en esas cosas, me dice. En el sueño consta que pertenezco a una asociación clandestina de suicidas. Cada suicida elige al siguiente y el siguiente deberá ser el que reciba el paquete. Miro la foto del tipo, se parece a Cat Stevens. El carnet lleva una cadenita a modo de llavero. Sé que debo colgarla del bolso o de dónde sea, pero siempre llevarla a la vista para que los demás suicidas clandestinos vivan tranquilos, sepan que es a mí a quien le toca morir.
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Preparo lentejas en una cocina estrecha. Toda la encimera es una vitrocerámica, temo que llegue mi hermana, no se dé cuenta y se queme. Cocino intranquila. Mi madre se asoma, coge un puñado de clavos y los echa a la olla. No le digo nada, pero cuando se va los saco y los escondo. La oigo hablar desde la otra habitación, dice algo sobre un programa de la tele en el que resucitan a los muertos en directo. Me asomo y veo una especie de cuerpo momificado color tierra sentado en una silla. Los presentadores hablan a cámara como si nada. Pienso que el muerto tiene el mismo color que las lentejas que estoy preparando. Siento un asco inmenso.
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Vicente Ortiz me dice que han abierto un local clandestino para que cada cual haga lo que mejor sepa. Sabré llegar porque han colocado señales en algunas aceras. Las señales son círculos divididos en cuartos. Depende del color de los cuartos y del dibujo que formen, entiendo. Veo círculos en verde por las aceras. Se parecen a los test de inteligencia que nos hacían en el colegio. Sólo si adivinas cómo es la siguiente figura encontrarás el local. El local es blanco. Lo mismo hay un tipo pintando en una pared que una chica muy joven amamantando a su bebé. Las habitaciones están separadas por paneles de vinilo transparente. Veo a Vicente en una sala con un cesto de pinzas de tender. Lo has encontrado a la primera, me dice muy sonriente. Esto se parece demasiado a estar muerto, le digo.