alpiste

domingo, 24 julio 2011. Me sigo a mí misma por la calle, veo cómo entro en una tienda de telas de tapicería y hablo con los dependientes con familiaridad, me dejan estar allí incluso cuando ya han cerrado. Después me veo pasar por la puerta de un prostíbulo donde están haciendo una redada. Me acerco para escuchar de qué hablo con las putas que han podido escapar y están escondidas detrás de unos coches aparcados. La yo que persigo les pregunta si la dejarían trabajar una noche en el local para saber qué se siente. Después dejo de seguirme y me siento en la acera a escribir algo en una libreta, pero cada frase que escribo el sol la borra. Saco del bolsillo una bola de papel de aluminio, la abro, está llena de alpiste, me lo como, me cuesta mucho masticarlo.