puñetazos al sol

viernes, 15 julio 2011. Hay una especie de festival en la calle. Quien quiere sube al escenario y hace algo. Una niña explica cantando cómo viste la gente que viste mal de su pueblo. A mi lado hay una chica embarazada que va vestida de ese modo. Se siente fatal, casi llora. La consuelo, le digo que mi madre también piensa que yo visto de mamarracho. Mientras hablo con ella caminamos por la calle con Carmen, que nos guía a unos servicios públicos. Espérame aquí, me dice. Entro en un servicio bastante sucio, sin pestillo y con dos puertas. Pienso que una de ellas es la puerta del túnel que lleva a su casa. El servicio empieza a llenarse de desconocidos. Alguien me pregunta qué hago allí. Les explico lo de la puerta y el túnel, y que estoy esperando a mi amiga. Me miran con recelo.
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Camino por la calle con una mochila muy pesada a la espalda. Camino muy triste mirando al suelo. La mochila está llena de algo blando que se mueve, como si transportara natillas.
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Mi madre me pregunta qué es un recorte que ha encontrado bajo un mueble. El recorte es pequeño, rojo, con letras negras y dice La-la-lá. Me pregunta si es de un elepé o de un libro. Es sólo un recorte de los míos, le digo. Mientras tanto, veo que bajo los muebles hay telarañas. Mi madre me da un sobre mojado. Dentro hay una papel que al desplegarlo es enorme. Por un lado está escrito, pero el rotulador se ha corrido, por otro hay un dibujo de unos hombres en el desierto dan puñetazos al sol. Sólo quedan legibles unas palabras y la firma. Creo entender que a Gallero le han gustado mis poemas del desierto. Eso me hace muy feliz.