shock

lunes, 18 julio 2011. A la puerta de Stella Maris hay un chico recostado entre la acera y la baranda. Tiene delante de la cara, muy cerca de los ojos un papel. Mueve los dedos sobre él como si estuviera jugando con una PSP. No parece de aquí, pero me recuerda a alguien. Lleva alpargatas. Me llaman la atención sus pantalones de cintura alta. Aparece Agustín, hablan como si se conocieran. Me acerco a ellos. Dice que acaba de llegar a la ciudad, que es Navarro. ¿Eres de Pamplona? Sí. ¿No conocerás por casualidad al escritor Chivite? Es mi hermano, dice sin dejar de leer. No te creo. Agustín se pone un poco tenso por mi grosería. Me pregunta si sé si hay alguna lectura esa noche. Lee Benjamín Prado, pero no sé dónde, les digo. El supuesto hermano de Chivite dice que tengo que avisarle de todas esas lecturas, pero que no tiene e-mail. Pues yo no tengo móvil, le digo y me encojo de hombros. Agustín se sonroja ante mi falta de interés. Invita al chico a su casa. Podemos ver un documental sobre Ana Frank, le dice. El chico me insiste en que quiere ir a una lectura, le da igual cuál. No puedo llevarte, todavía estoy en estado de shock, le digo.