koji kabuto y los peces triangulares

miércoles, 11 enero 2012. Entro en un kiosco de revistas. Veo que con el Rockdelux regalan estampas y una figura de Koji Kabuto del tamaño de una Barbie. Hay gente que pelea por colarse, por conseguir uno. Cuando por fin me toca, digo que ya no la quiero. Un chico que está a mi lado dice que no es justo porque él se la ha comprado sólo porque yo dije que la quería. El mostrador se convierte en la barra de un bar. Veo a Ferran en un rincón, pide dos vermuts. Intento hablar con él, pero parece no verme. No sé qué hago allí y me voy.
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Estoy subida a lo que parece el tronco de un árbol muy fino y flexible. Crece muy rápido y el paisaje queda cada vez más lejos. Pienso que tengo la misma sensación que cuando vuelo en sueños. Esto tiene que ser un sueño, me digo y miro hacia abajo para retener la imagen cuando despierte. Al cabo de un rato pienso que debería volver, pero abajo hay una laguna muy oscura. Pienso que si me dejo caer al agua, quizá no sea capaz de llegar hasta la orilla. Comienzo a balancear el tronco para que baje. Una de las veces consigo meter la mano en el agua y levantar una baldosa que hace de tapón. El lago se queda seco en pocos segundos. Bajo del tronco, en el suelo alicatado quedan culebras y peces pequeños de cuerpos triangulares muy desagradables, con aspecto de pesar mucho. Pienso que si alguien los tocara estarían calientes y que si me quedo allí mirándolos acabarán por hablarme. Miro alrededor y el paisaje de bosque que había alrededor del lago no son más que las cuatro paredes de una habitación. No sé cómo voy a salir de allí.