metamorfosis azul


lunes, 23 abril 2012. Chivite quiere que lo acompañe a una librería. Trae de la mano a un niño de unos cuatro años, dice que es su hijo y que no me esfuerce porque no habla, nunca ha hablado. Dice que no saben qué le pasa, que están a punto de rendirse, que les han propuesto internarlo, pero tiene miedo de que no sepa manejarse en la vida, que tiene miedo a que sufra y a que lo traten mal. Miro al niño, es idéntico a él, pero en pequeño. Se suelta de la mano de su padre y se aprieta muy fuerte a la mía. Chivite se sorprende. Le digo que no se preocupe, que mire libros. Se sienta a hablar con una chica que me recuerda a Elena Medel. El niño y yo nos sentamos sobre una moqueta que imita al césped. Le pregunto si quiere que juguemos con unos números de madera. Niega con la cabeza. Me han comprado una sábana con números de colores, pero a mí gustan más las letras, dice, me gusta escribirlas. ¿Ya sabes escribir? Sí, pero nadie me regala bolígrafos, sólo me gustan los rojos, azules y verdes. Saco mi boli de cuatro colores, lo abro, le saco la mina negra y se lo regalo. Ya tienes un boli de tres colores. Me acerco a Chivite, le digo al oído que siga hablando, que no se preocupe, que a partir de ese momento yo me encargo del niño. Se despide de Elena Medel y corre detrás de mí. Es que no sabes una cosa, dice. Sí la sé, le digo abriendo la mano y enseñándole al niño convertido en escarabajo azul.