una boda

jueves, 31 mayo 2012. Llego a una explanada de adoquines en cuesta. Es difícil andar poruqe llevo unas sandalias de tacón. Voy vestida para una boda. Dos coches blancos derrapan en el centro de la explanada, casi me atropellan. Sale una novia y posa ente los coches. Un tipo me empuja junto a otros invitados a un salón de actos. Me siento en la última fila. Hablan de los novios, hacen chistes malos. Cuando dicen el nombre de los novios, pienso que me he equivocado de boda, pero hay gente a los dos lados, las butacas están muy juntas y no puedo salir de allí.

superpoder

lunes, 28 mayo 2012. Espero a Carlos a la puerta de su casa. Lleva una chaqueta de terciopelo verde y unos zapatos trenzados. Parece mayor. Bajamos en bici una avenida peatonal. Entramos a un restaurante y nos sentamos con un grupo. No conozco a nadie. El tipo que está a mi lado come ensalada, tose y expulsa un aro blanquísimo de cebolla que no vemos dónde ha ido a parar. Carlos, al otro lado de la mesa, se quita un zapato, saca el aro de cebolla y lo devuelve al plato. El aro ha traspasado la mesa y tu zapato, dice el chico. Pues ya sabes cuál es tu superpoder, le responde Carlos.

almohadas cervicales

domingo, 27 mayo 2012. Mi padre quiere que lo ayude a redecorar su dormitorio. Dice que quiere quitar todas las almohadas de la pared y sustituirlas por cuadros. No te he entendido muy bien, pero vamos allá, le digo. Efectivamente, cuando entro en su cuarto veo toda una pared cubierta de almohadas cervicales de viaje. Tú sólo ve desinflando, dice.

aviones plateados


sábado, 26 mayo 2012. Grabo imágenes por la calle, imágenes normales de gente que pasa. Hago zoom en sus ojos, sus bocas y sus zapatos. Llego a una especie de hangar, estoy cansada y busco un sitio para sentarme, pero todo está sucio de cagadas blancas y enormes de gaviota. Veo a Rafa sentado en una silla metálica plegable. Me pregunta si he grabado a chicas desnudas. Niego con la cabeza. Siempre pensando en lo mismo, le digo. Claro, dice, la vida es corta. Se ríe, nos reímos. Llega Juan muy apurado, dice que estaba buscándome, que me acompañará a casa. Antes quiero ver los aviones, le digo. No son más que aviones plateados, así que vámonos a casa, repite llevándome de la mano.
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Voy en una barca pequeña de madera. También van unos niños que juegan a empujarse. Pienso que, al menos a ellos, deberían haberles puesto chaleco salvavidas. La barca es muy inestable. Uno de los niños me da un móvil. Es tu madre, dice. ¿No ibas a venir hoy?, pregunta mi madre. Voy para allá. Mi madre comienza a decir cosas muy raras. Dice que no recuerda cuándo se quedó viuda, dice que bajo la ventana, dentro del dormitorio, hay un coche aparcado con un hombre durmiendo dentro, dice que no recuerda cuándo empezó a usar faldas de crepe, dice que vaya cuanto antes. Pienso que ha perdido la cabeza del todo. Salto de la barca y corro por una avenida con árboles. Veo a Blanco apoyado en uno. Mi madre ha perdido el juicio, le digo. Me da la mano. Iré contigo, dice. ¿Te ha pillado por sorpresa?, me pregunta. No. Me aprieta la mano, me da un meso en la cabeza a través del pelo.

pretendiente

viernes, 25 mayo 2012. Un chico muy joven me coge de la mano. Me cuenta que es diseñador de muebles, me dice cómo será nuestra casa. Tendremos una lancha, dice. Lo miro son sorprenderme. Le digo que podría ser su madre. Corramos, dice. Echamos a correr, corro muchos más rápido que él a pesar de llevar tacones. Lo ves, me dice, no eres tan mayor. Llegamos a un bar. Dice que cada diez minutos cambian el mobiliario, el próximo es el suyo. Nos sentamos en unos taburetes de colores que parecen de guardería. De repente veo a Purranki, lo abrazo, le pregunto qué hizo con "El potadero". Dice que lo envió a una editorial portuguesa y a otra inglesa. ¿Qué pasó? Se los pasaron por los huevos, dice. Nos reímos. En una mesa veo a Fernando cenando con tres chicas saharauis. Menuda sorpresa, le digo. Nos abrazamos, le levanta en volandas. No pesa nada, dice. Le presento a Purranki. En otras mesas veo a Alberto, Agustín y Juan. Ya están cenando. Juan está de pie, le acerco uno de los taburetes que ha diseñado mi supuesto pretendiente. Son taburetes de hierro con una especie de cinturón también de hierro para atarte mientras cenas. Cuando Purranki ve los taburetes y a todos atados mientras comen, me dice: Ya me imagino cómo será tu casa.

ese gesto

jueves, 24 mayo 2012. Hay una especie de congreso de poetas en un pueblo. Me deslizo por las calles empedradas sin andar, sólo impulsándome sobre dos cristales redondos que hacen de patín. Veo a algunos amigos. Javier, por ejemplo, echa las cartas a un tipo. Llego hasta una sale enorme donde hay una exposición de dibujos de sillas. Algunas tienen tres patas. Andrés dice que lo está pasando muy bien, que ha aprendido mucho. Le digo que no pienso quedarme ni un segundo más, que nada de eso tiene sentido. Vamos a comer algo, dice y se acerca a un stand con pollos. Los pollos llevan una cadenita como si fueran llaveros. Lo ves, aquí todo es mentira, le digo y después le señalo la silla de tres patas. Veo una piedra muy negra y muy brillante en e suelo, la aprieto en el puño. Aparece Marcos. Voy a sacarte de aquí, dice. Se pone a mi lado y coge de la mano suavemente. Me sorprende ese gesto. Gracias, gracias, le repito.

discreto

martes, 22 mayo 2012. Miro el río y la que fue mi casa de calle Salitre desde un mirador que cada vez es más alto. El río en vez de agua lleva personas que caminan lentamente, parecen hormigas. Alguien con una libreta me pregunta si me quedaré a comer. Le digo que no. Apunta algo y se va. Llega Silvestre, se pone a mi lado, miramos el río en silencio. Dice que él tampoco puede quedarse. La próxima vez te contaré la nueva novela que quiero escribir, le digo. Se pone muy contento, se sube de un salto al bordillo de la acera. Dame un abrazo, dice. Le digo que con sus dos metros y sobre el bordillo no voy a llegar. Se ríe, me abraza. Cuéntame esa novela, seré discreto, dice.

azules muy azules


lunes, 21 mayo 2012. Estoy en una catedral inmensa donde se entregan unos premios de poesía. Antonio está en primera fila, esperando que digan su nombre. Al pasar entre la gente, me entero de los nombres de los ganadores y ninguno es Antonio. Le digo que nos vayamos, que todo eso da lo mismo. Él quiere quedarse. Intento salir de allí, pero me cuesta porque hay mucha gente. En la sacristía veo a Javier. Tiene delante un plato de carne cruda. Me ofrece. Meto el plato en una radio antigua y al cabo de unos segundos la carne está perfectamente cocinada. Javier me pregunta por mis zapatos morados. Le cuento que se los regalé a María. Después le hablo de que prefiero los zapatos grandes a los pequeños y el porqué. Doy unos cuantos saltos en el suelo.
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Begoña me pregunta de qué color tiene los ojos Chivite. Le digo que azules. Saca mi cámara del bolso, quiere que le enseñe alguna foto. Paso las fotos para elegir una y enseñársela, pero pienso que a él no le gustaría que fuera enseñando fotos por ahí. Guardo la cámara sin enseñarle ninguna. Son azules, muy azules, le digo. 

eucaliptos


domingo, 20 mayo 2012. Estoy en lo que parece una habitación de hotel. La terraza da a un bosque de eucaliptos. Cierro las puertas porque hay varios gatos negros enormes y despeluchados. Me miran desde fuera. Mi madre dice que tenemos que marcharnos urgentemente. Todo está revuelto. Empiezo ordenando cosas sobre la cama (las mías, las de mis primas, las de mi hermana) para meterlas en distintas bolsas de papel, pero como tenemos prisa acabo metiéndolo todo arrugado en una bolsa de deporte. Mi madre dice que tendré que vivir un tiempo sola con mi hermana (en el sueño consta que mi hermana es casi un bebé). Pienso que no sabré cuidar de ella, pero no digo nada. Mientras, los gatos intentan abrir la puerta de la terraza. Maullan muy fuerte. 

por no preguntar

sábado, 19 mayo 2012. Estoy en una habitación que podría describirse como "de estudiante" con gente que no conozco, aunque parece que ellos sí a mí. Un tipo me explica cómo bajar las canciones que me manda. Parece que me tiene mucho cariño. Otro me explica cómo se cuecen los macarrones. Una chica me cuenta la historia de cada foto de la pared, aunque las fotos las he hecho yo. No digo nada. ¿Tú nunca haces preguntas?, dice el chico que supuestamente me tenía cariño. No. Será que lo sabes todo, dice. Le explico que no soy de preguntar para no molestar. De repente noto cierta hostilidad en ellos, ciertos reproches. Les digo que voy al servicio, salgo de la habitacion, busco cómo largarme de allí. Me siento absolutamente triste y sola.

sentarse a mirar

viernes, 18 mayo 2012. Voy por una calle con las paredes forradas de madera. No sé si es de día o de noche. Una chica habla a gritos por el móvil. Dice mi nombre. Dice, ¿Cómo voy a encontrarla? Me acerco, le digo que soy yo. Dice que puedo escribir el artículo que quiera, que ya no tengo que opinar de moda. No sé de qué me habla. Llego a un bar-guardería. Le digo a una chica que se parece a mí: Ya no tienes que escribir sobre moda, ahora puedes hablar de lo que quieras en la revista. Parece muy feliz, se aleja dando saltos de alegría. Yo me siento a mirar cómo juegan los niños.

música de buriles

jueves, 17 mayo 2012. Silvestre está sentado en una banqueta muy baja y dibuja con buriles sobre una plancha metálica que hay en el suelo. Trabaja muy concentrado, arrugado sobre su trabajo. Lo miro desde la puerta, temo que vea y se desconcentre, así que me alejo poco a poco sin hacer ruido. En una habitación con estantes algunas personas miran cuadernos encuadernados en tela. Hay dibujos y poemas suyos. Algunas páginas sólo tienen un pequeño agujero con un remache metálico. Pienso en qué se verá por ahí si uno se asoma, pero no me atrevo a mirar. También pienso que me da pena que los venda porque todos son únicos. De repente mando callar a todos, levanto el índice. Desde la otra habitación se oyen los buriles arrastrándose sobre la plancha metálica. Ese sonido no podreis comprarlo nunca, les digo.

micro-performances caseras

miércoles, 16 mayo 2012. Camilo organiza micro-performances en la cocina de la casa de mi abuela. Pide un voluntario del público y como no sale nadie me saca a mí. Me venda los ojos, oigo ruidos, el público dice ¡oh!, un bebé llora. Cuando me quita la venda veo que he tenido una niña. Está envuelta en una trapo de cocina. No te encariñes mucho, dice Camilo, tenemos de devolverla esta misma noche.

dependencia afectiva entre coches y parquímetros

martes, 15 mayo 2012. Estoy en unas oficinas donde todo transcurre en blanco y negro. Le explico a una chica que me he traído por equivocación un libro de José Luis. La chica reacciona exageradamente. ¡Pero José Luis vive en un país muy lejano sin servicio de Correos!, dice. Por eso he venido, le explico. Me da un teléfono con teclas cuadradas, me dicen que hable con él. José Luis dice que no había echado de menos el libro y que preguntará si es muy importante. Mientras espero a que vuelva, la chica me cuenta anécdotas de la boda de su mejor amiga. José Luis me pregunta el título del libro. "Dependencia afectiva entre coches y parquímetros", le digo. oh, es un libro indispensable en este país, dice.

comer tortuga

domingo, 13 mayo 2012. Veo a Cumpián por la calle, me acerco, pero al ver que entra en un restaurante, pienso que querrá estar tranquilo y comer solo. Veo que en el restaurante sólo sirve tortuga y me cuerdo de que Chivite me contó que una vez que le pusieron tortuga se desmayó. Me quedo de pie, a la puerta del restaurante por si Cumpián se desmaya, para que no esté solo.

ser un gato no era esto

viernes, 11 mayo 2012. Estoy dentro de uno de esos gatos chinos, dorados, que saludan sin parar. Muevo el brazo una y otra vez, desde dentro, para que alguien me saque, pero nadie me mira.

otro erizo césar

jueves, 10 mayo 2012. Alberto, Salvador y yo visitamos una ciudad. Ellos entran a una especie de castillo en ruinas mientras yo rebusco en un charco unos juguetes. Entre varios muñecos rotos intento armar un erizo César para regalárselo a la hija de Carmen y Enrique. Cuando llego por fin al castillo, me cuentan que no me he perdido nada, que todo es muy feo.

portal con sorpresa

martes, 8 mayo 2012. Voy por la calle con dos chicas que no conozco. Se paran con otras dos y hablan y hablan. Yo me aburro, entro en un portal, y sobre una mesa encuentro unos sujetadores-camiseta de varios colores. Me los pruebo. Me pongo encima mi ropa y calibro si me hacen o no menos pecho. Quisiera preguntarle a alguien, pero las chicas siguen a lo suyo y no me parece buena idea preguntarle a cualquiera que pase por la calle.

perder un avión


lunes, 7 mayo 2012. Salgo de lo que parece un cine. A la salida hay una chica con distintos objetos en el un escalón. Le pregunto si tiene mis gafas. Gafas no, pero esta barra de labios quizá sea tuya, dice. Efectivamente es idéntica a una que tengo, pero no es la mía. Juan me agarra del brazo, me habla suavemente, dice que tenemos que irnos, que perderemos el avión. Dentro del cine (que ahora es una habitación muy blanca con paredes de cristal) veo a Manuel. Quiero despedirme de él, pero es imposible volver a entrar. Juan me tiende una percha con una falda, quiere que me la pruebe. Me la pongo sobre la que llevo puesta. La chica y él dicen a la vez: ¡Te hace una piernas preciosas!

llamarse pono

domingo, 6 mayo 2012. Juan me convence para que vaya con él a un congreso de poetas que empiezan por la P. Dice que inscriba como Pono en vez de Bono. Por todas partes hay carteles: Programa, Ponencias, Poemas, Prosa, Participantes. Pienso que en cualquier momento van de descubrirme.

piedras mengüantes


sábado, 5 mayo 2012. En todas las terrazas del primer piso del edificio donde vive mi madre hay una fiesta. En una todos van disfrazados de Michael Jackson, en otra de futbolistas, etc. Mi madre los mira asombrada. No me creo que esto sea casual, dice.
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Chivite me enseña unas fotos mientras caminamos por los soportales de la Iglesia de la Victoria. Me explica cada foto lentamente. Me agarro de su brazo mientras que con la otra mano amaso tres piedras en mi bolsillo. Noto que las piedras cada vez se van haciendo más pequeñas.

aliciente


viernes, 4 mayo 2012. Mi madre dice que ha hecho obra en el que era mi cuarto. Ahora es cuadrado, más grande. Hay muebles viejos, todos blancos, y cuadros feos en las paredes. Está tan ilusionada que no le digo nada. Le digo que sólo le falta algo para estar perfecta: una cama. Mi madre aparece con un catre, lo coloca bajo la ventana. Me gusta, pienso que seré feliz en esa habitación. De repente comienza a entrar agua negra por la ventana, me subo a una silla, levanto una maleta del suelo para que no se moje. Mi madre me mira divertida y dice: Es uno de los alicientes de este cuarto, nunca sabes si el agua será blanca o negra, depende del color de la ropa que haya en la lavadora.

una mala noticia


jueves, 3 mayo 2012. Mi madre entra en una habitación abre un periódico, lee una noticia y se desmaya. Llego justo a tiempo para agarrarle la cabeza y no se dé con el suelo. Parece muy pequeña entre mis brazos. Le grito a mi hermana que me ayude, que haga algo. Trae un vaso de agua y se lo lanza a la cara.





azul bufanda

martes, 1 mayo 2012. Estoy con un grupo de chicas en lo que parece un puerto. No sé quiénes son a pesar de que me tratan como si fuéramos amigas. Una de ellas dice que ya tiene los sobres numerados. No sé de qué me habla. Dice que los guarde bien. Encuentro una fiambrera metálica y los meto dentro. Le digo que hay números repetidos. La chica se echa a llorar. Para cambiar de tema, les digo que voy a hacerles una foto de recuerdo y se la mandaremos a Magdalena. Posan sentadas en unos escalones. Todas dicen "patata". Ahora decid "azul bufanda", les digo.