despertador con plumas


martes, 12 junio 2012. Estoy durmiendo. Suena el despertador. El despertador es una caja de cartón grande, que hace las veces de mesa de noche, con una gaviota dentro. La gaviota chilla. Le doy unos golpecitos y se calla. Me levanto
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Marcos me cuenta que tiene el hígado muy mal. Lo tengo hinchado, mira. Le toco el vientre, enorme como una embarazada de ocho meses. También tengo una piedra. Vuelvo a tocar. Donde antes había vientre hinchado ahora hay un bulto del tamaño de una pelota de tenis. Tienes que operarte, le digo. No te preocupes, si pides la piedra te la darán en un tarro con formol.
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Hay tres ascensores sin paredes ni puertas. Los botones no tienen números, tienen dibujos. En dos de ellos se ven unas bolsas de basura atadas con lazos rojos. No sé a qué piso voy, no sé dónde estoy.
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Una chica llora en el pasillo de casa, junto a la puerta del baño. Dice que no hay agua y no puede ducharse. Voy a la terraza, todas las plantas han desaparecido. Ni siquiera hay manguera, le digo a la chica, pero no te preocupes, ya encontraré una solución. La chica sigue llorando, se me te en el cuarto de baño y comienza a cortarse el pelo a trasquilones.