dientes metálicos

miércoles, 20 junio 2012. Estoy en una habitación desordenada con una chica. Mientras ella se arregla para salir yo hago tiempo acariciando a su perro. Alguien abre la puerta sin llamar, con su propia llave. Parece de una agencia y viene a enseñarle el piso a un grupo de gente que toma apuntes de todo. El piso no es más que una habitación cuadrada, pero los que han llegado hablan de sus muchas posibilidades y se ponen a hacer obras inmediatamente.
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Se supone que mi madre está en el hospital y voy a ir a visitarla. No sé qué llevarle, no sé qué necesitará si ropa o revistas. Meto un poco de todo. La bolsa pesa demasiado y pienso que quizá ya le hayan dado el alta. Vuelco de nuevo la bolsa sobre la cama. Pienso que no sé en qué hospital está ni cómo llegar hasta allí.
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Camino por la calle, parece que tengo prisa. Al llegar a las terrazas de la Plaza del Obispo veo a una camarera cantando entre las mesas. Canta menús y tapas. Veo a Maldonado y me acerco a saludarlo. Me pregunta si Alberto encontró por fin título para su último documental. La camarera se saca la dentadura y deja ver unos dientes metálicos perfectamente alineados. Quiero largarme de allí cuanto antes.