olvidos

miércoles, 21 noviembre 2012. Alberto desayuna en la barra de un bar. Entro a saludarlo. Dice que se ha afeitado en el servicio porque olvidó afeitarse en casa. Te acompaño hasta el parque, dice. Cerca del reloj de flores encuentro a mi tía Encarna. Alberto se despide y cruza a toda prisa. ¿Qué hora es?, pregunto. Ya no llegas, dice ella. Tengo que llegar porque me he dejado una carpeta con poemas. Te la has dejado a propósito. Intento correr, mis piernas se mueven muy rápido, me falta incluso el aire, pero no logro avanzar ni un centímetro.