taller

sábado, 31 mayo 2014. En cada cuarto que entro hay un montón de ropa desordenada sobre una cama. En cada armario que abro hay una vaso con un líquido naranja. Pienso que son vitaminas efervescentes que alguien ha ido olvidando tomar.
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Estoy en un taller de costura. Todas llevamos un pañuelo que envuelve nuestras cabezas. Aun así podemos ver. Nos hace hacer el patrón de una falda. Mientras yo sigo afinando las piezas en papel, la chica que está a mi lado ya ha terminado su falda. Preciosa, con una tela estampada con casitas.

almohada

viernes, 30 mayo 2014. Dibujo con el dedo fórmulas de física sobre una almohada.

un baile

miércoles, 28 mayo 2014. Un chico se acerca a una chica que va por la calle y le pregunta si esa noche habrá baile. La chica no sabe. Pueden venir estos amigos, dice el chico y señala a tres soldados. La calle es ahora un terraplén y todos caen. Yo caigo detrás de ellos. En una explanada, esperamos sentados bajo una carpa mosquitera. Un avión aterriza justo antes de aplastarnos. En el morro, en vez de hélice lleva una diana.

turbante

jueves, 29 mayo 2014. Alguien, en una librería, proyecta fotos de una chica bellísima con un turbante naranja. De repente, como en un dejà vu, sé que la chica iba en coche y yo iba con ella. Me fijo en la librería, sólo tiene libros en japonés. Junto al mostrador hay una barandilla que da a una playa donde orcas y focas se atacan.

a rosca

domingo, 25 mayo 2014. Durante todo el sueño me persigue un tipo alto y desgarbado que parece estar hecho de goma. En algún momento consigo despistarlo, en otro hasta lo encierro en una especie de calabozo. Pero finalmente me atrapa y paga a algunos amigos para que me descuarticen. Me quitan las piernas y los brazos con facilidad, como si me desatornillaran.

fiesta

sábado, 24 mayo 2014. Hay dos puertas, debo elegir una. La que elijo es falsa. La otra da a un garaje sucio y desordenado. Bajo la mesa hay un agujero que lleva a mi casa, dice Íñigo (el de Eurovisión). Llegamos por el agujero a un jardín donde parece celebrarse una boda. Algunos conocidos, parecen felices, beben en copas estrechas y muy largas. Hace sol. A pesar de la luz y la felicidad quiero irme. Le digo a Íñigo que si me saca de allí le regalo mi colgante de la piedra de Port Bou.

jardín verde

jueves, 22 mayo 2014. Un hombre pinta de verde el jardín de la casa de mi abuela. Lleva una camiseta de Alberto y eso me da un miedo enorme.

sobres acolchados y un bidé

miércoles, 21 mayo 2014. Un tipo me cuenta que va a poner una tienda de vestidos de novia. Los vestidos son unos pingajos de punto que nadie se pondría ni para ir a la playa. Me da pena, me ofrezco a ayudarle. Lleva estos sobres y estas perchas a mi nueva tienda, dice.
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Llego a un dormitorio donde mi familia está sentada como en una sala de espera. Se supone que es el dormitorio de Andrés. Mira, tu ropero de niña, dice mi madre. No se parece en nada. Andrés me coloca delante y me mide. No es, pero no discuto. Digo que sí, que ha quedado muy bien. No quiero estar allí. Voy al baño, digo. El baño es un patio sin techo con las paredes encaladas. Donde debía haber un bidé hay un hueco mal tapado. Salgo de allí muy triste. Mi madre, complaciente, pregunta: ¿Te gusta cómo lo estamos dejando? Hemos hecho todo lo que nos dijiste para mejorarlo.

huidas

lunes, 19 mayo 2014. Corro de la mano de una chica extremadamente delgada que parece sacada de un anuncio de perfume. Al llegar a la calle donde está la casa de mi abuela, las calles desaparecen completamente, todo es negro. Sin dejar de sonreír para que la chica no note mi miedo, le digo alegremente: ¡Ahora correremos hacia abajo!
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Alguien da una conferencia y hace preguntas al público. Temo que me pregunte. Se apagan las luces, dicen que nos escondamos bajo los asientos. Aparecen unos hombres que parecen de barro. Alguien dice que son zombis. No sé cómo llego a un carro de madera y me escondo bajo un montón de acelgas. Llego a una casa de campo e intento pasar la noche bajo unos setos del jardín.
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Camino con unos amigos por una carretera de tierra. Nos cruzamos varias veces con turistas prisioneros escoltados por soldados armados con metralletas. Me extraña que no se fijen en nosotros, que también somos turistas. Una chica me pide disculpas por su país. Le digo que no se sienta responsable como yo no me siento del mío. Un tipo enorme nos dice que nos alineemos en la cuneta. Pienso que van a dispararnos. Nos dicen que digamos nuestros nombres. Un soldado nos graba. Digo mi nombre mirando a cámara y cuento una historia tras otra, pensando que así ganaré tiempo.

sueño premonitorio

alejandro medía dos metros
y vestía un pijama

el pijama era suave

alguien me decía que dijera algo
sobre mis poemas
y deseaba tener un pijama
y medir dos metros
y ser invisible

martes, 6 mayo 2014

de chocolate

lunes, 5 mayo 2014. Hago cola para entrar en un edificio. No hay ascensor, la barandilla de las escaleras está pringosa. Al llegar hay un patio en penumbra con unas gradas de piedra. Alguien me dice que busque un sitio para sentarme. Todo huele demasiado dulce. Un tipo aparece con una tarta enorme. Vaya, las guindas son de chocolate, digo. Aquí todo es de chocolate, dice mi compañero de mesa. Efectivamente, las piedras de las gradas, el suelo, la barandilla de antes. Hasta la hiedra que cubre las paredes, es de chocolate.

camas

domingo, 4 mayo 2014. Camino por calles que no conozco. Se va haciendo de noche. Le pregunto a dos chicas cómo se llega al centro, sin atreverme a decirles que no sé ni en qué ciudad estoy. Ahí la catedral, y ahí hacienda, me dicen. Yo lo veo todo oscuro y mal pintado. Las calles, el paisaje, parece un cuadro de El Greco. Estoy tan cansada que entro en una casa y me meto en la cama. Dejo la puerta entreabierta por si llegaran los dueños. Una chica entra, no me pregunta qué hago en su casa, deja sus cosas sobre la mesa y me cuenta cómo ha pasado el día. Me habla de sus cuatro hijas..
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Abro los ojos y veo a una dependienta que me mira con curiosidad. Miro a mi alrededor. Al parecer he estado durmiendo en una cama de exposición de unos grandes almacenes.

leotardos

sábado, 3 mayo 2014. Un chico me habla de las maravillas de usar leotardos. Me habla muy despacio mientras caminamos bajo su paraguas.