huir, volar

viernes, 11 marzo 2016. Hay tanta gente en la alameda que parece semana santa. La luz no es natural (todo parece gris, pero luminoso). Entro en un portal para huir de tanta gente. Un chico me saluda emocionado, ¡Cuánto tiempo!, dice. No sé quién es. Dice que no nos vemos desde que yo era Castor. Nunca he sido castor, pero no le digo anda (se supone que era mi jefe en los Scouts). Dice que han quedado en el portal, precisamente. De repente, todo el portal lo ocupa una mesa con comida y bebida en vasos de plástico. Se llena de supuestos compañeros Scouts. Aprovecho la confusión para irme. Las calles siguen igual. Doy una patada en el suelo y me elevo unos metros. Sobrevuelo gente y basura. Doblo esquinas a una velocidad de vértigo. Me gusta.