sartén gigante, almohada gigante

lunes, 25 abril 2016. Tengo que leer poemas. Mientras llega mi turno me concentro en una habitación donde los muebles parecen agrandar por segundos. Sobre la vitrocerámica hay una sartén enorme llena de aceite que temo volcar. Sobre la mesa hay varios abrigos y un montón de carpetas. No puedo con todo, temo perderlo todo.
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Estoy tumbada boca abajo sobre una almohada cilíndrica gigante. Hago que ruede un poco, que se balancee. Intento cruzar la calle, pero la almohada es muy lenta y pasan camiones. Cuando finalmente lo consigo, Alberto me pregunta si lo he pasado bien. No lo he pasado mejor en mi vida, le respondo. Pero no me parece muy higiénico que ruedes la almohada por las aceras, dice.