dragón

miércoles, 20 septiembre 2017. He madrugado para ir a correr. Todavía no ha salido el sol En el parque me cruzo con mi madre y mi hermana que vuelven a casa. Al parecer han pasado la noche en una cola para comprar una figura de un dragón. Mi madre señala al cielo. se la ve agotada. En el cielo hay un holograma de la cabeza roja de un dragón. Miro a mi hermana, no sé bien qué decirle. Mi madre se arruga en el el suelo a dormir. Es que si compraba el dragón hoy era más barato, dice mi hermana.
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Mi padre corta tomate en un tabla de madera. Me extraña verlo en la cocina. Me pregunta si iré a la comunión de Abel. Lo había olvidado, le digo. Es a las nueve, dice. Corro hacia mi casa, tengo que arreglarme. Mi casa está en obras. Las distribución de las habitaciones ha cambiado. Al abrir una puerta, hay dos albañiles liados. Cierro con cuidado. Encuentro unos tacones en una alacena. Son morados (no sé de dónde han salido). No me gusta el morado. Veo en un reloj de pared (que tampoco sé de dónde ha salido) que ya son las nueve y media. Vuelvo a casa de mis padres. El ascensor no funciona. Llegan vecinos, apilan sillas de guardería, dicen que suelen usarlas cuando el ascensor se rompe. Trepo, casi me caigo. Los niños jalean, quieren que cante una copla. ¿Dónde habéis aprendido copla? los niños nombran unas cuántas, pelean por cuál debo cantar. No pienso cantar, digo y me bajo de las sillas. Mi padre sigue en la cocina. Masculla algo sobre la soledad y el desorden de la casa. Los muebles están cambiados de sitio.