cartas mal atadas

miércoles, 28 febrero 2018. Alguien me pide que busque sus zapatos bajo la cama. Sólo hay uno, una manoletina beige muy ramplona que me parece enorme. Dudo si yo podría llevar un zapato así. Me la pruebo, me queda, me sorprendo. También veo una caja blanca de madera con una B que me hice hace años para guardar recuerdos. Está abierta, sobre ella cartas mal atadas con una cinta. Pienso que quizá se las dejé a alguien para que me las guardara y ha cotilleado. Siento una tristeza enorme. Intento recoger todo lo que hay mío debajo de la cama para llevarlo a casa.

tartas y fotocopias

lunes, 26 febrero 2018. Un tipo tristón con guitarra canta algo donde dice que hace tartas. El público se burla. Sale corriendo avergonzado. El poeta Piquero, que está en la barra, me dice al oído "Hoy es mi cumpleaños". Corro tras el cantautor para encargarle una tarta.
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Mi prima Elisa hace fotocopias en unas máquinas. Hago cola tras ella. Detrás de mí, un chico muy joven espera y me besa el cuello con disimulo. Me río, pienso en la cara que pondrá cuando me vuelva y vea que podría ser su madre.

oeste y los rusos

sábado, 24 febrero 2018. Oeste quiere enseñarme las calles donde jugaba de niño. Subimos la cuesta que lleva a General Ibáñez. ¡Aquí jugaba yo!, quizá hemos jugado juntos sin saberlo, le digo entusiasmada. Camina muy rápido delante de mí, como si las calles fueran a desaparecer. Gira hacia la izquierda, donde estaba el obrador y la casa de Marisol. Al fondo había una escalera de obra que llevaba al camino del seminario. Ahora hay escombros. Oeste trepa sobre ellos. A mí me detiene una rusa enorme y dos rusos malencarados. No han visto a Oeste que está a punto de alcanzar el camino, le hago un gesto para que escape e intento distraer a los rusos.

acera

martes, 20 febrero 2018. Paso por delante de una gran casa con jardín. Se supone que es de un famoso escritor. La cancela está cerrada y me tumbo en la acera a esperar que aparezca. Al cabo de un rato sale y se tumba a mi lado. No recuerdo de qué hablamos, pero la sensación de paz y felicidad es enorme. Aparece su mujer y se sienta entre los dos. Cuenta algo supuestamente muy gracioso que no llego a entender. Cuando se levanta para marcharse me fijo en que está completamente desnuda.

sol de garaje

jueves, 15 febrero 2018. Grupo heterogéneo de desconocidos. Esperamos a las puertas de un edificio (se parece al obispado). Reconozco a María Lapiedra. Me mira, me saluda con un gesto y camina hacía mí. Nos sentamos en un escalón. Va vestida de rosa pálido, con una lazo enorme. Parece una niña. Le pregunto si le compensa esa vida de escándalos que lleva. Me lo paso muy bien, dice. Una chica se la lleva de mi lado. Pienso que es su agente. Suerte, le digo. El resto del grupo y yo entramos a una habitación que parece un garaje. Cada uno se sienta donde puede. No conozco a nadie. Un tipo con cresta amarilla me hace un gesto con la mano. Parece Manuel Rivas. Pienso que se ha puesto esa cresta para que nadie lo reconozca. Un tipo nos va pasando un micrófono. Tenéis que decir un aforismo no kafkiano sobre el amor, dice. No entiendo nada y todavía sigo dándole vueltas a la cresta de Rivas. Cuando llega mi turno digo: El amor es pan comido. ¡He dicho no kafkiano!, me grita el hombre del micrófono. Una niña y su padre intentan convencerme de que tengo que escribir odas. Odas a poetas contemporáneos, ¡es lo último en poesía! dice la niña. ¡Pero que rimen!, añade el padre entusiasmado. Quiero irme de allí. Busco a Alberto. Nada. Al fondo de la sala hay un grupo en hamacas, como si tomaran el sol. El rincón de los cocineros, pienso. Pepe ve mi cara de pocos amigos y me tiende su móvil. Llamo a Alberto, dice que está en la estación de autobuses, que no aguantaba más. Jordi Cruz, desde su hamaca, señala sonriente mi camisa (blanca) y la suya (estampada de planetas), como diciendo que tenemos un gusto parecido. Me despido. Al salir vuelvo a encontrarme a Rivas. Ya no lleva cresta, se ha peinado con flequillo a tazón. Progresas adecuadamente, le digo. Al salir, oigo a mi madre llamándome a gritos. Por fin, pienso.

partido gomilla

domingo, 11 febrero 2018. Los nuevos candidatos a presidente del gobierno están tumbados en hamacas de lona como si estuvieran tomando el sol, pero es de noche. Soy la única mujer. Cuando llegó me sientan el la última hamaca. Un chico (que resulta ser mi sobrino Diego) nos va preguntando el nombre de nuestro partido y una propuesta. Toma nota en una libreta. Cuando llega mi turno le enseñó una gomilla del pelo. "Partido gomilla", y mi propuesta es que nadie tenga poder, ni siquiera yo, como en esta gomilla de la todos pueden tirar y nadie puede romper. Diego niega con la cabeza con gesto de darme por imposible. Me tacha de la lista. Eliminada, dice muy enfadado.

abeja reina

sábado, 10 febrero 2018. Alejandro me abre la boca, repasa cada diente y cada muela golpeándola con una varilla metálica. El sonido me da escalofríos. Dice que si de verdad quiero ser abeja reina debo sustituir mis empastes por unos nuevos.

puerta

jueves, 8 febrero 2018. Entro en casa. Al cerrar la puerta la madera es tan flexible como una cortina.

autocorte

martes, 6 febrero 2018. Me corto el pelo frente a un espejo con poca luz. Lo tengo más claro y aguado que en la realidad. El corte me queda bien. Veo unas zapatillas de casa llenas de arena. Las vacío en el lavabo. También salen algas. No sé muy bien donde estoy. Llego a una cocina. Hay dos chicas hablando con un chico. Tienen postura de estar criticando algo/alguien (con los brazos cruzados sobre el pecho y el ceño arrugado). Me he cortado el pelo, les digo emocionada. No me hacen ningún caso.

fallin'

sábado, 3 febrero 2018. Marqués está rodando una película en el comedor de casa. Los actores están tumbados sobre la mesa. Les da instrucciones. Los rodeo para no molestar. Como apenas hay sitio entre la mesa y la pared, tropiezo y una moneda que llevo en la mano cae al sueño y se rompe como si fuera de arcilla. Marqués me mira con gesto de "No interrumpas". Es de oro, le digo a modo de explicación. Recojo los trozos más grandes por si pudiera pegarlos, y escondo los pequeños bajo la alfombra. Finalmente decido dejar lo que queda de la moneda dentro de una cajita de porcelana, esperando que nadie la encuentre nunca. Suena Fallin' de De La Soul, pienso en Andrés, miro hacia la puerta y veo que asoma la cabeza como diciendo "¿Te acuerdas?", y sonríe al ver que yo estaba mirando la puerta por si se asomaba.

ojos de cordero

jueves, 1 febrero 2018. No sé dónde estamos, parece un establo. Veo a Alberto pegado a la pared intentando deshacerse de un perro. Me fijo en que van unidos por una cuerda, y el perro además de cuatro patas tiene un brazo por rabo. Con el rabo-brazo intenta echarle una cuerda al cuello como en un rodeo, pero no lo consigue. Alberto parece estar medio dormido, porque no se defiende. Me acerco, los separo, agarro al perro por las patas traseras y se convierte en un cordero. Me da igual, pienso. Tomo impulso y le golpeo la cabeza contra la pared de piedra varias veces.